Lugar seguro para romper(se) en llanto cuando se está en el trabajo

Ha sido una semana emocionalmente pesada, entre el cuestionamiento de los afectos, la deconstrucción de creencias que eran más prejuicios y el decir adiós a ciertos vínculos.

En pleno viernes, terminé agotada, destrozada, triste, enfuruñada; busqué por todos lados algún lugar donde habitarme y soltar el llanto. No quería que nadie me viera.

Yo soy fuerte, no por obligación, pero hoy no pude más que encontrar a una amiga que me inspira confianza y hacerme blandita. Necesitaba apapacho humano, la escucha cálida y atenta.

Transitar por sentimientos incómodos, honrarme a mí y lo que siento. Comprender que va de paciencia esto de ser persona, reírme de lo absurdo y seguir señalando lo violento.

Total que sí encontré un espacio en donde me hice llanto, platiqué y me contaron sentires. Intercambio de empatía, así fue hoy. Solo una persona me vió siendo mar, estuvo bien.

Estará bien.

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