Vine hasta el otro extremo de la ciudad, como cuando era estudiante, solo que ahora ya me permito acompañar a las tristezas con café.
Tomé el café, me senté en la jardinera, lloro por dentro, nadie lo nota, tampoco es que deban hacerlo.
El sonido de la película al aire, de fondo, junto con mis ideas. Quizás solo es que hoy tuve más tiempo libre del habitual, y así es como entre hábitos terminé acá.
Tomando mis tristezas
a sorbitos
cobijada de fuera
con mi suéter favorito
pero el corazón chiquito
Miro pasar a las personas, como si entre ellas estuviera a quien espero. Soy certeza de que no busco a nadie, aún así, espero…
Esperar, esperar,
estos días,
de eso van
Vine a la lloradería, esperando, sé que nada va a resolverse de un segundo a otro. También sé que necesito que salga junto con la cafeína para sentirme más liviana.
Levedad, qué cliché.