¿Para qué escribimos?

¿Para vaciarnos?

¿Para sobrellevarnos?

¿Para reconocernos?

¿Para pausar lo cotidiano?

¿Para curarnos?

¿Para fluir en sentimientos?

Como costumbre, aclararé que escribo desde donde soy yo y desde donde estoy justo ahora.

Escribir también se ha vuelto un privilegio, al menos hacerlo con consciencia de lo que quieres que decodifique quien te lea, aún así… no tenemos garantía de lograrlo (se ha vuelto más complejo en la actualidad líquida).

Muchas son las perspectivas que aconsejan cual debería ser el proceso creativo para lograr que los renglones dejen de estar en blanco, en internet hay un sinfín de consejos, incluso postulados que son más cercanos a una receta; mi propósito no es llegar a esa crítica sino retomar la coincidencia.

Escribimos porque queremos contar historias, reales o ficticias (a veces la línea está oculta, sin querer o con toda la intención). En un ejercicio enriquecedor trataremos más de crear descripciones de las mismas que de abusar de la adjetivación.

Narramos nuestras historias. Sin importar si estamos basando nuestro escrito en una anécdota personal o en algo que solo vivimos al ser espectadoras de ese momento.

Mucho podemos romantizar sobre lo que significa lo que hacemos con las palabras, que aún no conocemos; sin embargo, nos guste o no, cada uno de esos significados es igual de válido y valioso.

Yo escribo:

Para crear.

Para hacer catarsis.

Para olvidarles.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: