Al amor romántico.
Declaro que no quería escribirte, pero me desbordo, no sé donde dejar todo esto que ya no quiero arrullar.
Todo comenzó con un «no podré verte», yo lo interpreté como un «ya no más».
Ya no pudimos y se pudrió.
Después unas flores que por poco se quedan como recuerdo para la persona que iba a dejarlas.
Tu vecina recibiéndolas y una tarjeta que se perdió.
La tarjeta:
¿Puedo derrumbar las montañas y secar el mar por ti esta vez? No sabía cómo decir lo siento, si crees en las segundas oportunidades, sabes dónde encontrarme.
Lamento ser tan cliché.
Vivo mi primer ghosteo significativo.